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¿Qué debo hacer para elegir el colchón perfecto para mí?

¿Qué debo hacer para elegir el colchón perfecto para mí?

Dormir bien durante la noche ayuda a recuperarse de lo que hemos hecho durante el día, pero es importante hacerlo bien, sin despertares, malas posturas o contracturas y molestias. Si no es así, si no dormimos de una manera correcta nos sentiremos cansados y nos costará más trabajar, concentrarnos o tomar decisiones al día siguiente. Así lo asegura el secretario general de la Asociación Española de la Cama (ASOCAMA), Ignacio Fernández Zurita. Para tratar de dormir lo mejor posible, es importante hacerlo en un colchón apropiado. Según un estudio realizado por esta asociación, hasta un 62% de los encuestados asegura que el equipo de descanso es uno de los factores que más influyen en el sueño y descanso por la noche, sólo por detrás del estrés y el calor, tan típico de este verano. Una cifra preocupante es la que arroja que el 32% de los españoles se levanta cansado y con molestias cada mañana tras haberse acostado para descansar. El presidente del Consejo de Colegios de Fisioterapeutas de España, Miguel Villafaina, asegura que si una persona se despierta con dolor y éste desaparece con el movimiento en un plazo corto de tiempo, este dolor podría ser indicativo de que la superficie sobre la que descansa no es la más adecuada.

Por eso, debemos preguntarnos: ¿cómo elegir el colchón perfecto? Existen diferentes factores tales como la edad, la condición física, la altura, el peso, la sensibilidad de la piel o la elasticidad ósea, que son determinantes a la hora de decidirnos por un modelo determinado. Miguel Villafaina nos explica que “si el colchón es demasiado firme, ejercerá mucha presión en los puntos de apoyo. Si es demasiado mullido, esos puntos no serán soportados apropiadamente, por lo que no se mantendrá una adecuada alineación. Además, podría envolver demasiado a la persona, limitando su movimiento, lo que puede provocar acumulación de líquidos en procesos de artritis o artrosis, haciendo que se exacerbe la sintomatología”.

Actualmente, modelos de colchones más comercializados son los de muelles y los de espuma. Los colchones de muelles han mejorado mucho en los últimos tiempos, y gracias a la incorporación de sucesivas capas de acolchado, se logran diferentes grados de firmeza y adaptabilidad. Los hay de varios tipos: bicónicos -con un diseño en forma de cono doble, unidos entre sí mediante hilo de acero-, de hilo continuo -distribuido en forma de zigzag- y de muelle ensacado -que consiste en un sistema de muelles independientes alineados entre sí para que se adapten a la zona en la que reciben la presión sin tirar del resto de muelles, recubiertos con una tela que evita el roce entre ellos-. Los colchones de muelle ensacado suelen ser los más económicos, si bien la calidad y el precio dependen de la cantidad de muelles, su distribución y las capas de tejido que tenga. Además, gozan de una excelente transpiración y una sujeción adecuada de la espalda. Este tipo de colchones está especialmente recomendado para personas con un peso elevado o con alguna dolencia lumbar.

Las superficies de espuma ofrecen dos posibilidades: los de espumación HR (alta resiliencia), que tienen una gran capacidad para recuperar su estado original tras haber sido sometidos a presión y cuentan con una alta densidad para lograr mayor confort, durabilidad y ventilación, y los de viscoelástica, un material inventado por la NASA a finales de los 70 y muy comercializado en los últimos años, que ofrecen una gran adaptabilidad al perfil del cuerpo y pueden soportar grandes presiones sin deformarse. Este material minimiza los puntos de presión, por lo que se recomienda para personas con dolores musculares y óseos, ya que absorbe el movimiento y evita molestar al compañero de cama. Se trata de colchones más caros que el resto de productos y como punto negativo, generan mayor sensación de calor.

Otra posibilidad que ofrece el mercado es el de capas de látex naturales o sintéticas. Se trata de un material elástico y flexible que aporta una firmeza media, se adapta bien a la forma y peso del cuerpo y facilita el movimiento durante el sueño. Estos colchones resultan más cómodos y duraderos que los de muelles, aunque también son más caros.

Por otra parte, el colchón de lana es la opción más cálida y ecológica. Es más habitual en zonas rurales y, aunque son mullidos y resistentes, tienden a apelmazarse, por lo que se hace necesario moldearlo cada poco tiempo.

Un dato a tener en cuenta es que los colchones tienen una vida limitada: un máximo de 10 años. Ignacio Fernández Zurita asevera que transcurridos 10 años los colchones pierden sus características iniciales de firmeza e higiene. Para mantener en la medida de lo posible nuestro colchón en las condiciones más optimas, se recomienda darle la vuelta una vez al trimestre, de manera que a lo largo de un año la cabeza repose en las cuatro esquinas del colchón y por sus dos caras. Se recomienda dejar la base unas horas en un lugar ventilado al desembalarla y no limpiarla en seco ni mojar la tapicería, sino optar por poner una funda de protección lavable para conservar limpios los tejidos o pasar un aspirador por su superficie.

Fuente: El Mundo

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